La Hermandad Sacramental de Jesús Despojado es fruto de las inquietudes de un grupo de jóvenes cofrades que a mediados de los ochenta se comprometieron con la renovación de la Semana Santa de Granada, en comunión con la Iglesia al entender a la Corporación como un grupo más de los que desde la Parroquia de San Emilio estaban involucrados con la formación y la acción cristiana como herramientas de transformación de la realidad. Eso sí, defendiendo su carisma cofrade, caracterizado por una forma singular de cuidar la liturgia y los actos de culto, tanto internos como externos.

En ese afán renovador, el núcleo inicial que dio origen a la Hermandad, tuvo muy claro que era necesario el enriquecimiento patrimonial de la Semana Santa de la capital con un paso de Misterio, y que además la Cofradía lo fuese dentro de unos cánones de seriedad, respeto y silencio del cuerpo de nazarenos. Al titularse ella misma como “Cofradía de Nazarenos”, se apostó por generar durante la Estación de Penitencia un ambiente de recogimiento, que le facilitase al hermano la oración, la introspección y la acción de gracias, ofreciendo a la ciudad un carisma hasta entonces inexistente entre las corporaciones penitenciales de Granada. Asimismo, se optó por la excelencia en el diseño de sus enseres y pasos, lo que a la larga ha supuesto, por ejemplo, que las imágenes de la Virgen del Dulce Nombre y San Juan Evangelista hayan debido esperar 33 años hasta procesionar junto con Jesús Despojado en Semana Santa. Pero la paciencia se ha convertido en una virtud “marca de la casa” de los hermanos de nuestra Corporación.

Pasados más de 35 años desde el 13 de mayo de 1986 que dio paso a la historia de la Hermandad, hoy en día, la Cofradía de Jesús Despojado es una realidad viva que congrega en torno a sus titulares a casi 700 hermanos, contando con un importante núcleo de ellos que conforma la Banda de cornetas y tambores de la Hermandad, y dos cuadrillas que portan en su cerviz a los titulares cada Domingo de Ramos. La Hermandad sigue avanzando, cumpliendo metas y afrontando nuevos retos, tratando de consolidarse como un referente devocional, de acción asistencial y formativa, y de fraternidad tanto en el Barrio Fígares donde reside, como en la ciudad de Granada.